Un gran castillo, cuyo icono es su torre del homenaje, las más alta de Portugal (la más alta de la península es la torre del Castillo de Belalcázar, en la provincia de Córdoba). Lo único que le falta es que tuviera visitas guiadas. Justo enfrente de la torre, también cuenta con el restaurante Don Dinis, en el que comimos muy bien. El castillo es grande, bonito, bien restaurado, limpio y la torre del homenaje es preciosa, tanto por fuera como por dentro, donde tiene unas vidrieras muy bonitas.
Beja está situada en la región del Alentejo portugués y ha sido poblada desde la prehistoria. Las primeras murallas de la población fueron construidas entre los siglos III y IV, junto a parte del arco romano del Puerta de Évora. Además de su importancia en época romana, también fue importante durante la época sueva, la visigoda y por la ocupación árabe de la península. La primera vez que los cristianos conquistaron la zona fue en 1159, por las fuerzas del rey Alfonso Henriques que posteriormente abandonaron la plaza.
En 1253, el rey Alfonso III empezó a restaurar la fortaleza, que estaba muy deteriorada. Fue el rey Don Dinis en 1310 quien ordenó la construcción de la actual torre del homenaje. Las obras de los muros se inician en 1347. Durante la Crisis de la Sucesión Portuguesa de 1383-1385, la población apoyó al rey Juan I de Portugal. A principios del siglo XVI, el rey Don Manuel I, hace obras de mejora en el castillo y se construye una segunda puerta más grande. En 1664 se refuerza el castillo con baluartes.
En 1790 parte de las fortificaciones fueron demolidas para construir una iglesia para el Colegio dos Jesuitas. A principios del siglo XIX la ciudad de Beja se opuso a las tropas napoleónicas que, en represalia, mataron a unas 1200 personas en la región. En 1867 se reconstruye la Puerta de los Moros y dos años después la Puerta Nueva de Évora fue demolida porque obstaculizaba el tráfico. Por la misma causa fue demolida el arco romano de la Puerta de Aviz en 1893.
A partir de 1938, entran nuevos tiempos y se reconstruye la Puerta de Évora y las murallas de la fortificación, siguiendo obras de mejora y restauración del monumento durante el resto del siglo XX en distintas actuaciones. En 2003 se procede al desbroce de vegetación que crecía junto a los muros y sobre los mismos, y se restaura con mezcla de cal y arena. Entre 2007 y 2008 las actuaciones van encaminadas a la limpieza de los excrementos de los pájaros y la construcción de estructuras para impedir una mayor destrucción del monumento por parte de las aves. Desde 2014 a 2016, la torre del homenaje estuvo cerrada tras la caída de un balcón.
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