Castillo de Marmionda (Cáceres) ⭐⭐☆☆☆

También llamado Castillo de Portezuelo, ya que se encuentra a las afueras de esta localidad cacereña. La subida es algo complicada ya que el carril no está en muy buenas condiciones y al llegar arriba, también es complicado darle la vuelta al coche. Es un castillo que tiene unas preciosas vistas de toda la comarca al encontrarse en un risco a bastante altura. Aunque se le ha hecho alguna actuación, el castillo está abandonado y casi en ruinas. Aparte de las vistas, también tiene algunos elementos que llaman la atención.

La construcción del castillo se puede situar sobre el siglo XII, al poco de iniciarse la invasión almohade de al-Ándalus en 1147, que terminó con el imperio almorávide. En 1167, lo conquista Fernando II de León que se lo cede a la Orden del Temple. Finalizando el siglo, en 1196, los almohades lo recuperan y es conquistado definitivamente por Alfonso IX de León en 1213, que esta vez se lo cede a la Orden de San Julián del Pereiro, después conocida como la Orden de Alcántara. La fortaleza, estaba muy bien situada, al sur de Coria, en el camino de Cáceres.

A lo largo de los siglos, fue objeto de diferentes reformas, siendo la última importante la del siglo XVI. A mediados del siglo XVII el castillo quedó abandonado. Su planta es rectangular, tiene una par de torreones circulares, la torre del homenaje en el noreste y otra torre en el noroeste (que se ha reconstruido recientemente y, que habría que fusilar al responsable de dicha restauración, que rompe la armonía de todo el conjunto), grandes lienzos con almenas piramidales, una barbacana, un extenso patio de armas y un gran aljibe. Tras la restauración llevada a cabo a finales del siglo XX, el castillo ha quedado abandonado y en estado de ruina consolidada.

El castillo en principio se llamaba de Portillo, ya que controlaba el puerto que daba acceso a Coria, luego evolucionó a Portichuelo y posteriormente a Portezuelo. Pero ¿porqué se le conoce también como Castillo de Marmionda? pues, por una leyenda. Resulta que el alcaide del castillo, en tiempos musulmanes, tenía una hija de gran belleza, Marmionda que, se enamoró de un capitán cristiano. Un día, siendo atacado el castillo por el capitán, Marmionda, desde sus aposentos creyó ver como su amado era muerto. Desesperada se lanzó por la ventana, con tal ímpetu, que llegó muerta hasta donde yacía el capitán, que no estaba muerto, sino aturdido. Al despertar y percatarse de lo acontecido, se atravesó con su espada yaciendo los dos juntos.