Es un pueblo en el que ya estuvimos en un viaje anterior por la zona, pero era de noche y no vimos el castillo. Este día nos hemos propuesto subir al mismo, ardua tarea ya que cuenta con unos cientos de escalones para poder subir al monumento. Las escaleras están bien, sin problemas, con su barandilla en condiciones pero, muy larga, demasiado. Eso si, al llegar arriba, teníamos a nuestra disposición unas vistas increíbles de La Sierra Mágina desde sus 950 msm, dominando la población jienense y toda la sierra.
La fecha de su construcción no se tiene muy clara, aunque se piensa que debe ser sobre el siglo XIV. Lo que realmente se conoce como castillo, es el alcazarejo, ya que debido a la gran dificultad del terreno, el recinto interior se encuentra unos cincuenta metros más abajo, al pie de la peña que sostiene el acazarejo. El castillo tan sólo es una pequeña plataforma de planta rectangular con un reducido espacio interior. La entrada es algo estrecha y con unos escalones muy escarpados que nos franquea la entrada al espacio interior, cubierto por una bóveda de cañón, reconstruida con cemento actualmente, y por una pequeña escalera podemos subir a la terraza. Todo el alcazarejo está construido con mampostería y actualmente recogido con cemento.
En época islámica había en la zona, pero mucho más abajo y cerca del pueblo alguna construcción atribuida a Ibn El Saliya, construida tras una revuelta y conocida como Hútar. Pero lo que es el castillo actual es de época cristiana. La población fue conquistada por los Caballeros Santiaguistas del Convento de Uclés, en Cuenca, en 1231 y concedido al Concejo de Baeza. Luego fue anexionada al Señorío de Jódar hasta que en 1338, el rey Alfonso XI lo compra y se lo cede al Concejo de Úbeda.
Cuando se instaura la dinastía de los Trastámara, como pago por la ayuda en la guerra contra Pedro I, Albanchez, junto a Bedmar, se encomienda a la Orden de Santiago. Debido a todo este cambio de titularidad del castillo, no se sabe a ciencia cierta quien lo construyó ni cuando. Los indicios arquitectónicos apuntan a que fue la Orden de Santiago la que lo construyó, merced a la forma redondeada de sus esquinas, utilizada por la orden en otras construcciones. Si bien, también es verdad que este tipo de redondeados, eran utilizados en la época al ser más resistentes frente a la artillería, por tanto, solo hay conjeturas.
La encomienda de la Orden de Santiago perduró durante toda la Edad Moderna e incluso la Contemporánea, pero una vez expulsados los musulmanes de la península, este castillo dejó de tener una función defensiva y en el siglo XVIII presentaba un aspecto lamentable y ruinoso. Ya a finales del siglo XX se acomete su restauración, inadecuada al utilizar en exceso el cemento. Lo que si se ha hecho bien, bajo mi parecer, es la construcción de las escaleras y rampas por el que actualmente podemos acceder los visitantes.
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