El castillo de Biar estaba en restauración cuando estuvimos este verano de 2024. Parecía que iba a estar cerrado pero al final estaba abierto, eso si, no pudimos acceder al peculiar interior de la Torre del Homenaje. Algunas de las actuaciones que se le han hecho al castillo no me han gustado mucho, sobre todo la de la torre redonda, con un enfoscado y pintado que nada tiene que ver con lo que debe ser un castillo. Realmente, gran parte de los muros del castillo se encuentran así, enfoscados, aunque me supongo que eso habrá sido de rehabilitaciones anteriores.
En el interior destacan además de sus lienzos, sus cubos y la torre del homenaje, de forma cuadrangular que se sitúa en un lateral y mide 17m. distribuidos en tres pisos. La planta inferior cerrada con una cúpula de cañón y las plantas segunda y tercera, se encuentran cerradas por bóvedas nervadas (con nervios de adorno o de soporte) almohades, que junto a las del Castillo de Villena son unas de las más antiguas de España y del Magreb, además de las únicas en un edificio militar de toda la Península Ibérica.
El castillo se articula alrededor de un patio central rodeado de dependencias como almacenes y viviendas para el alcaide, su familia y la guarnición. Éstas dependencias, techadas a un agua, con tejas curvas, permitían recoger el agua de lluvia para almacenarla en el aljibe excavado en la roca que aún se conserva. El castillo fue conquistado por Jaime I de Aragón en 1245 tras un asedio de seis meses para integrarlo en el Reino de Valencia. Tras la conquista aragonesa, el castillo fue un importante baluarte defensivo de la frontera valenciana.
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