He dudado entre si darle las 5 estrellas o solo 4. La cosa es que el castillo está muy bien rehabilitado, se pueden hacer visitas, que son guiadas, pero que no son fáciles de concertar, de hecho, tuvimos que esperar un rato a que llegara la chica a abrirnos después de estar bastante tiempo llamando al número de teléfono que había a la entrada. Al final la cosa llegó a buen puerto cuando ya casi habíamos desistido. Al fin y al cabo, el castillo está muy bonito, bien acondicionado y sobre todo con una visita guiada. Realmente no sé si este caso fue puntual, o es así desde siempre. Os dejo aquí información de la página web de la fundación y de la guía, Beatriz por si os es más fácil contactar, https://www.fundacionpablopalazuelo.es/visita-el-castillo-de-monroy/
A partir del siglo XVI empezaron a transformarlo mas en un palacio y, a partir del siglo XIX, siendo abandonado llegó a tener un estado bastante ruinoso. Fue entonces cuando entró en escena el pintor Pablo Palazuelo, como he comentado antes. Desde el punto de vista militar y dada su ubicación en un llano, no es un castillo meramente defensivo, sino mas bien era como un cortijo, al que el camino vital llegó a convertir en fortaleza, después en palacio y, mas tarde en estudio artístico. La población se empezó a forjar al construirse casas en las cercanías del cortijo para los trabajadores.
Entre los siglo XII y XIII, esta zona, conocida como campo de Talaván, era tierra de nadie, que ni cristianos ni musulmanes, conseguían controlar. De hecho, esto era reclamado por las villas de Alconétar, Cáceres, Plasencia y Trujillo. En 1167, Fernando II de León, entregó Alconétar junto al campo de Talaván a la Orden del Temple y, los continuos ataques almohades de la zona, hicieron que los templarios no pudieran controlarla. A la caída de Cáceres, en 1229, Alfonso IX de León, hizo constar que el campo de Talaván pertenecería a la capital extremeña. Nada de esto quedó muy claro ya que finalizando el siglo XIII, en tiempos de Sancho IV de Castilla, se menciona que el Talaván y Monroy pertenecían a Plasencia pero entrando en liza Trujillo que pleiteaba constantemente reclamando estas tierras aduciendo que en tiempos de Fernando Rodríguez de Castro, el Castellano, en el siglo XII, su jurisdicción llegaba hasta Monfragüe.
La solución vino dada por el Río Almonte como frontera entre Cáceres y Trujillo. Monroy y Talaván quedaron bajo dominio de Plasencia al quedar Alconétar despoblado tras los ataques musulmanes. En 1287, el concejo de Plasencia, concede a Hernán Pérez el territorio del cortijo llamado Monroy para fundar una localidad con castillo, y poblar con hasta 100 familias el lugar como un mayorazgo. Una vez confirmada la concesión en torno a 1309, de una jurisdicción permanente, los señores de Monroy iniciaron la construcción del castillo, inicialmente como casa fuerte en 1329 o 1330. La parte más antigua de la fortaleza es su cuerpo principal, de planta cuadrangular y sus tres torres originales del siglo XIV.
La casa fuerte, como he comentado antes, no se hizo como protección del territorio para la corona, sino más bien como protección ante otras familias nobiliarias, como la acaecida en la Primera Guerra Civil Castellana, en la que Monroy se alineó con Pedro I, y los señores del castillo de Belvís, los Almaraz, se decantara por Enrique II, llegando incluso la enemistad, a homicidios entre ambas familias. La solución vino de la mano de un pacto entre las familias con un matrimonio de por medio para crear, una gran familia noble y poderosa, los Monroy-Almaraz. Incluso Belvís pasó a llamarse Belvís de Monroy.
El problema vino con la sucesión de este importante matrimonio. Su primogénito falleció en Ubrique luchando contra los musulmanes. El heredero debía ser el siguiente, pero como era costumbre, había cogido la carrera eclesiástica y no "podía" tener descendencia por lo que se decidió repartir la herencia entre los otros dos hijos del matrimonio, Alfonso y Rodrigo. Para el primero, Belvís, Almaraz, y Deleitosa, para el segundo fue Monroy con su castillo. La intención fue hacer una partición pacífica, pero la situación bélica de Castilla, con otra Guerra Civil en ciernes y posteriormente el conflicto de la Sucesión de Enrique IV, no ayudaron mucho.
Aunque lo dos hermanos tuvieron alguna disputa, fueron los hijos de éstos, primos entre ellos, los que llevaron la situación al límite a partir de 1452. Los primos, llamados Hernán de Monroy el Gigante y Hernando de Monroy, el Bezudo, señores de Almaraz y Monroy respectivamente. El Gigante, aún en tiempos de su tío Rodrigo, sitió el Castillo de Monroy durante siete meses entre 1452 y 1453. Luego del sitio, el Bezudo fue hecho prisionero y durante algún tiempo, el gigante ocupó el castillo de Monroy. Más tarde, el bezudo recuperó su fortaleza y las discusiones permanecieron durante años.
La situación de paz, llevó a los señores de Monroy a convertir la fortaleza en un recinto más palaciego, de esa fecha, del siglo XVI, es la fachada sur del castillo. La barbacana actual no es la construida tras el asedio, sino que esta fue construida más bien como una tapia para que las huertas y demás dependencias del castillo estuvieran separadas de la villa. La pacificación del siglo XVI, también llevó a que los nobles castellanos se trasladaran a Madrid y otras poblaciones importantes y dirigieran sus señoríos a través de intermediarios. No obstante, la familia Monroy, siempre había preferido vivir en su palacio de Plasencia, considerando Monroy como una segunda residencia, pero en el siglo XV, al entregarse Plasencia a la Casa de Zúñiga, buscaron acomodo en otras localidades importantes.
En el siglo XVII, los herederos fueron elevados a la condición de marqueses de Monroy, debido a su trabajo en la Corte de los Austrias, llegando a viajar hasta Flandes o Viena, por lo que en ese tiempo, el castillo permaneció olvidado. Al abandono se hizo mucho más patente en el siglo XVIII, que llegó incluso a la pérdida de población en el municipio. Pese al abandono, el castillo siguió habitado por los administradores y familiares del marqués de Monroy. Entre gran parte de los siglos XIX y XX, el castillo estuvo abandonado entre herencias no reclamadas, compras oscuras, y multitud de vicisitudes hasta que el pintor vio en un periódico que el castillo estaba en venta y decidió comprarlo para llevar a cabo un proyecto artístico experimental.
El precio alcanzado por la propiedad fue de 750.000 pesetas, unos 4.500€, en aquellos tiempos, el sueldo mínimo de una persona durante 25 años. La rehabilitación fue notable, incluso se le añadió una cuarta torre en donde se quiso hacer una en sus orígenes. La obra llevaba al pintor a la ruina, que la hizo con su propio dinero, pero su obsesión era el esoterismo de la Orden del Temple y creía que el castillo tenía una orientación astronómica de tradición templaria. Se reutilizaron materiales y se trajeron otros nuevos de las mismas canteras originales. El artista no llegó a residir en el castillo, como era su intención, aunque si llegó a ocupar unas dependencias como estudio mientras continuaban las obras. Pablo Palazuelo invitó a Eduardo Chillida a conocer el castillo, con el que ya siendo mayor, daba algunos paseos por la propiedad. A partir de 1985, el pintor, ya con setenta años, cansado, se marchó de Monroy y tan solo pasaba de forma ocasional de visita. Durante los últimos 40 años, el castillo quedó en desuso. Todo esto con respecto a su historia. Hay mucha más información sobre la descripción interna y externa del edificio, pero yo, hasta aquí voy a llegar.
¡¡Conoce y vive España!!
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