Desde la población soriana de Ucero, sale un carril hacia el castillo y poco después hay un aparcamiento desde donde, subiendo unos 400m se accede a las inmediaciones del castillo de Ucero o Fortaleza Templaria de Ucero. El camino no es demasiado complicado, se puede subir bien, sin mucho esfuerzo. Al llegar, ves un castillo que, aunque se encuentra en ruinas, se mantiene bastante bien gracias a los materiales de los que está fabricado, mampostería y algunos sillares. Se encuentra al sur del río Ucero que lo protege por el norte con un gran valle. El castillo está compuesto sobre todo por una bonita torre del homenaje, rodeada por una muralla, de forma irregular, que se adapta al promontorio rocoso en el que descansan sus muros.
El castillo tiene aún hoy en día, a pesar de su abandono, una bonita e impresionante estampa, evocadora de otros tiempos. Mantiene una gran similitud con el castillo de Villa Rey de Miranda del Castañar, construidos ambos durante el siglo XII. La zona, ha sido habitada desde la prehistoria, amén de los restos rupestres encontrados en la zona del cañón del Río Lobos y el yacimiento del Balconcillo, ambos cercanos, que datan de la Edad del Bronce. El propio castillo, descansa sobre restos de un castillo celtíbero y los restos de la necrópolis de San Martín, visigótica y las construcciones romanas, van mostrando la continuidad de asentamientos humanos de éstas ricas tierras.
Hay datos que dicen que el castillo ya existía en el siglo XIII con una vinculación muy fuerte con los templarios de la zona. La cercana ermita de San Bartolomé, se sitúa sobre el desaparecido convento de San Juan de Otero, de factura templaria. Un litigio de la Orden del Temple y la de Calatrava, cita el convento de San Juan de Otero. Juan González, primer señor del castillo en 1212, participó en la Batalla de las Navas de Tolosa al lado de Alfonso VIII, ganándose el título por ello. El Castillo de Ucero llegó a manos de Violante Sánchez de Castilla, hija ilegítima del Rey Sancho IV de Castilla, que lo heredó de su madre María de Meneses.
Este castillo y su señorío, estuvo en disputa ente Violante y el obispo de Osma, que ocupó ilegalmente el recinto que, según ella le pertenecía por herencia de su madre, pero que, según el obispo, éste se lo había comprado a los albaceas de Juan García de Villamayor en 1302. Incluso el litigio llegó a la mesa del entonces Papa, Juan XXII. Violante siguió considerándose propietaria del inmueble y, en calidad de ello, se lo donó a la Orden de Santiago, obviando que desde 1302 pertenecía al obispo de Osma. En el siglo XV, el castillo es profundamente reconstruido por orden del obispo Pedro de Montoya y, en el siglo siguiente, Honorato Juan, obispo de Osma y educador del príncipe Carlos, hijo de Felipe II , coloca su escudo de armas sobre la entrada. El castillo ha sido utilizado con distintos fines por el obispado de Osma, desde mansión palaciega para los obispos para ir a pescar en el coto del Río Ucero, hasta ser utilizado de prisión para clérigos.
La fortaleza, consta de tres recintos amurallados protegidos por un foso cuyo acceso se situaba con un puente levadizo tras unas cuantas rampas. Otro elemento importante que posee, defensivamente hablando, es una barbacana artillera. La puerta al castillo estaba situada entre dos cubos cilíndricos, pero ésta no daba al interior del castillo, sino que franqueaba el paso hacia un recinto previo, dominado por la torre del homenaje, por los propios cubos de entrada y desde el adarve, lo defendían fácilmente.
Poseía un aljibe del que se conservan restos y varias dependencias donde se observan los mechinales de las vigas en los muros. La torre del homenaje, también de mampostería, tiene sillares en las esquinas, algunos sustituidos, y está rematada por ménsulas en forma de modillones en donde descansaban las desaparecidas almenas. También nos muestra una ventana ojival con molduras decorada con dos gárgolas asimétricas. También tiene otras gárgolas, una de ellas es un águila atrapando a una serpiente.
El techo de la torre es una bóveda ojival, con restos de pinturas y en la clave un agnus dei (cordero de Dios) de simbología templaria probablemente. En éste castillo no es una leyenda, sino que existe un pasaje subterráneo que conduce en zigzag hasta el Río Ucero para tener acceso al agua en caso de asedio. El pasaje se encuentra derrumbado en algunos tramos y es bastante amplio. El castillo estuvo adjudicado a la iglesia hasta 1966, cuando en una de sus dependencias, hubo un importante acuerdo entre el Estado y la iglesia en base al cual el castillo se incorporó al Patrimonio Nacional de Soria que, viendo lo visto, dejó este trozo del patrimonio soriano y español en la más mísera de las ruinas.
Como última curiosidad, existe una leyenda en la que tres hermanas, hijas del último señor del castillo, fueron seducidas por una llamada desde lo alto de una roca cercana. Solían subir a atender esa llamada al caer la tarde hasta que un día de solsticio de verano, la roca se descubrió mágica con un conjunto de voces que las muchachas intentaban imitar. Al acabar el mágico concierto, ante la realidad de una fantasía y, el comienzo de una lluvia que se volvía por momentos más fuerte, salieron corriendo monte abajo hacia el castillo. Tras abrir la puerta, se estremecieron ante un espeluznante espectáculo que las recibió y que inmediatamente hicieron que perdieran el juicio hasta el fin de sus días. Los lugareños dicen que aún se pueden escuchar esos cánticos en lo alto de esa roca en el solsticio de verano. ¡una leyenda más en un recinto medieval, propio de la imaginería de la gente!
¡¡Conoce y vive España!!
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