Es un castillo de piedra roja, es el primero que hemos visto con este tipo de piedra y nos llamó mucho la atención. Es un castillo muy bonito y, a pesar de que no está en ruinas, no es visitable. El coche hay que dejarlo en la pedanía del mismo nombre, perteneciente al municipio de Sigüenza, y pasando un puente medieval, subir por un camino hasta llegar a las mismas puertas del castillo. Todo el paisaje ante nuestros ojos es muy bonito y la fortaleza es magnífica. El castillo, en lo alto de un cerro nos muestra que ha sido restaurado no hace mucho. Su origen no está muy claro, pero debió construirse sobre el siglo IX por los árabes y sufrió una gran ampliación entre los siglos XII y XIII llevada a cabo por el obispado de Sigüenza. Es una de las típicas fortalezas en forma barco, teniendo unos noventa metros de largo por tan solo doce de ancho.
Se trata de una fortaleza de tipo fronterizo construida en sillarejo. El camino que nos lleva a la puerta es bastante estrecho y empinado. La entrada está franqueada por dos torreones que dan acceso a un primer y pequeño patio de armas. Pasando por entre varias torres y dependencias, se llegaría a un nuevo patio en el que parece que se situaban las cuadras. El castillo incluye dos aljibes y tres recintos independientes, fácilmente defendibles. El extremo norte está defendido por una torre pentagonal en forma de espolón. Las almenas que coronan la fortaleza proceden de la última restauración llevada a cabo en el monumento.
Durante la Alta Edad Media, la Sierra Ministra ha sido lugar constante de batallas entre los distintos reinos taifas y de éstos con los distintos reinos cristianos del norte. En 917 las tropas del rey Ordoño II de León, realizaban incursiones hostigando a las tropas andalusíes, incluso en San Esteban de Gormáz, obligaron a muchos de sus habitantes a refugiarse en este castillo y en el de Sigüenza. En 1129 es donado por Alfonso VII al obispado de Sigüenza, encabezado por D. Bernardo de Agén, que financia la ampliación y reconstrucción del castillo.
En 1451, es tomado por las tropas del infante Juan de Navarra y es usado como centro de operaciones en sus saqueos de Sigüenza y alrededores. El obispo, Luján, le encargó a Diego López de Madrid que lo recuperara y, lo consiguió tras cinco meses de asedio. López de Madrid, borracho de exaltación tras el triunfo, se autonombró obispo de Sigüenza y, aunque fue excomulgado, se mantuvo como señor hasta que el castillo de Sigüenza fue tomado. En el siglo XIX, los franceses lo dinamitaron para que no sirviera de refugio a los guerrilleros. El castillo es de propiedad privada ya que, fue subastado en 1973 y, su nuevo dueño llevó a cabo la última restauración del edificio.
¡¡Conoce y vive España!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario