Llegamos para verlo, pero ya era tarde y se encontraba cerrado. Prácticamente lo que hay en su interior es la plaza de toros. El castillo está rodeado de muchos edificios que no dejan ver casi nada. Lo poco que se puede ver es desde dentro del mismo, desde la citada plaza de toros y ver el contorno de murallas y torres desde dentro.
Este recinto también es llamado Castillo de las Armas. Su origen es islámico, del período almohade entre los siglos XII y XIII. Ha sido muy reformado en distintos momentos hasta el siglo XVII ya que continuamente estaba siendo atacado desde la vecina Portugal. A partir del castillo, situado en un cerro, se fue creando la población en sus alrededores. El castillo fue construido siguiendo el modelo islámico, de planta rectangular, con una torre en cada esquina y seis más a lo largo del perímetro, de unos 173m de longitud.
La fortaleza conserva la puerta de entrada en el sur, que es recta y con dos arcos de herradura, bautizada como Puerta de la Reina. La puerta de acceso actual es del siglo XVIII. El perímetro del castillo es recorrido por un adarve sobre el grosor de los muros, desprovisto de parapeto y merlones. La torres tampoco conservan cámaras en su interior, excepto dos de ellas, las que están próximas a la entrada actual que están cubiertas con bóvedas de medio cañón.
En 1801, perteneciendo el recinto a Sevilla, desde Aroche se notifica que se iba a construir en su interior una plaza de toros. En futuro, cuando en la realidad, ya se habían comenzado las obras. Desde Sevilla se notifica varias veces la negativa a la construcción, sin embargo, para marzo de 1802 ya se sacaba a subasta la gestión de la plaza de toros. El castillo se encuentra restaurado pero, para mi gusto, se ha abusado mucho de hormigón, que cubre muchas partes de los lienzos y torres.
Los restos más antiguos del castillo, construidos en tapial, son de factura almorávide del siglo XI. Tras la conquista castellana, debió ser reedificado en 1293, cuando aparece mencionada en el documento de Sancho IV que autoriza a Sevilla a levantar fortalezas defensivas en los límites de su territorio. También hay documentos sobre las reparaciones llevadas a cabo en la fortaleza en 1386 y en varios momentos del siglo XV al estar muy cerca de la frontera con Portugal, y estar siendo atacada constantemente por nuestros vecinos. Posteriormente, al asentarse la frontera, el castillo dejó de tener utilidad militar y defensiva, por lo que a principios del siglo XIX, fue transformado en coso taurino incluso con la oposición del ayuntamiento sevillano, propietaria del recinto.
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