El Castillo de Tíscar está situado en una roca por encima del pueblo jienense. Dispone de unas escalera y pasarelas para poder subir hasta el segundo recinto. Al primer recinto no se puede subir ya que el terreno está demasiado en pendiente y se hace una tarea casi imposible para cualquiera. De hecho, unos chiquillos de unos más, menos 10 años intentaron subir y no pudieron. Lo peor de todo es que luego no podían bajar, por miedo del más pequeño. Me tuve que subir para ayudarlos, pero la cosa fue que ¿después quien me ayudaba a mi? lo pasé un poco mal para poder bajar.
El castillo tiene una estampa desde lejos muy icónica, y se encuentra en ruina consolidada. Le separa de unos precipicios bastante respetables tan sólo un par de cuerdas a modo de baliza. La torre del homenaje es la que está en ese primer nivel imposible de subir y se encuentra bien conservada. Lo mejor son las vistas del acantilado y la sierra en forma de colmillos a tu mismo nivel casi. La parte accesible es el patio de armas en donde hay restos de algunas estancias. La construcción de la torre es te mampostería, y el recinto es de tapial con algunas partes de mampostería. En el recinto hay un roquedal denominado Peña Negra que se supone que haría de el alcazarejo del castillo.
Los muros son de época andalusí y la torre data del siglo XIV, tras la conquista castellana. En época musulmana, hay muchas referencias escritas sobre esta fortaleza alabando su inexpugnabilidad. Durante casi un siglo, fue avanzadilla del Reino Nazarí de Granada, y desde donde se iniciaban las incursiones sobre Quesada. El Infante Pedro de Castilla, hijo de Sancho IV y de María de Molina, lo conquistó en 1319, junto al también infante Juan.
La conquista de este castillo, está narrada en la Crónica de Alfonso XI, donde se dice que el infante se encontraba en Úbeda, junto a los maestres de las tres órdenes (Santiago, Alcántara y Calatrava) y los arzobispos de Toledo y Sevilla, desde donde solicitó al señor de la villa de Tíscar, Mahomad Handon, que se convirtiera en vasallo de Alfonso XI que lo ampararía defendería. El mensajero, tenía también la misión de observar e informarse de como se podría conquistar el castillo. Mahomad le contestó al infante que no, que él no se convertiría en tributario de Castilla.
En vista de la respuesta, el infante ordenó a la tropa que se preparase con vituallas para doce días, al tiempo que hacía correr la voz de que se dirigía al otro lugar y que no iba a intentar conquistar el Castillo de Tíscar. Salieron en dirección contraria y poco después volvieron sobre sus pasos y se dirigieron a Tíscar. Las sólidas defensas de la fortaleza hicieron que el proyecto del infante de conquistarla rápidamente se fueran al traste. El asedio se prolongó trece días. Una noche, un soldado de baja estatura, Pero Fidalgo, junto a otros soldados, escaló la Peña Negra y, al amanecer atacó a los diez defensores que la custodiaban, matándolos a todos. Al conocer la buena nueva, el infante ordenó un ataque frontal sobre la villa, conquistándola rápidamente.
Mahomad, viendo que los cristianos se habían apoderado de la Peña Negra y la villa, comunicó al infante que le entregaría el castillo a cambio de poder abandonar pacíficamente la fortaleza con sus pertenencias, él y todos los musulmanes que aún resistían. Pedro, que no deseaba permanecer más tiempo allí, accedió y flanqueó la salida de los musulmanes hacia Baza. Un mes después de estos hechos, los infantes Pedro y Juan murieron en el Desastre de la Vega de Granada, en Pinos Puente.
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