El Castillo-fortaleza de Moratalla, es uno de los mejor conservados de la Región de Murcia. Por dentro está prácticamente diáfano, la entrada costaba 3 € y tan solo te permitía subir a la torre del homenaje, ahora el monumento está cerrado temporalmente hasta nueva orden. La torre es muy bonita, y las murallas que rodean el recinto están muy bien rehabilitadas. Al norte del castillo hay un pequeño parque y lo rodea una calle por lo que no tiene casas pegadas a los muros.
La torre del homenaje, sin duda es el icono de la fortaleza, cuenta con tres plantas más terraza. En la planta baja, se ubicaba el aljibe que tiene un pilar en el centro del que parten cuatro arcos que sostienen la cúpula sobre la que se sitúa la Sala de Armas con una magnífica bóveda de aristas, una gran clave central y tres preciosas saeteras abocinadas. Para acceder a la siguiente planta. tenemos una escalera de caracol. La tercera planta, se encuentra cerrada con tres bóvedas paralelas de medio cañón que descansan sobre arcos ojivales. Orientadas a levante y poniente, tenemos dos ventajas ajimezadas con cortejador. Los cortejadores son unos bancos de piedra, a cada lado de la ventana que lo utilizaban las parejas para charlar o cortejarse. La puerta de salida de la escalera de caracol, es llamativa por su dovelaje bicolor. Desde allí arranca una escalera por dentro del muro que conduce a la terraza almenada, el último reducto defensivo de la fortaleza.
En la Torre Magdalena, se encontraba la capilla dedicada a la Virgen. La Torre Redonda fue reconstruida por la Orden de Santiago sobre un torreón musulmán. La Torre Blanca es de sillares en sus esquinas. El castillo, fue la seguridad y el símbolo de una época de frontera entre el reino nazarí y el cristiano y, posteriormente siguió siendo importante y utilizado hasta el siglo XVI. El el siglo XVII se le realizaron obras de reparaciones. En el siglo XVIII el castillo tenía grandes signos de abandono. En 1867, al fallecimiento de infante Francisco de Paula, suegro de Isabel II y último poseedor del castillo, el edificio se pone en pública subasta y pasa a manos particulares, que lo utilizan como bodega para la crianza de vino. Tras la Guerra Civil, el ayuntamiento lo compra pagando por él 8.500 pesetas (51 €).
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