El castillo de Ponferrada, más conocido como Castillo de los Templarios es todo un cinco estrellas por varias razones. Es un castillo muy grande, se encuentra bien reconstruido, ya que ha pasado en su historia por varias vicisitudes y, para mi, una de las más importantes, cuenta con visitas guiadas lo cual, como siempre digo es un plus muy necesario sobre todo cuando se trata de cultura. El monumento ponferradino, está considerado como uno de los más notables del noroeste de España. En el mismo enclave, se han encontrado vestigios de asentamientos humanos de la Edad del Hierro.
Posiblemente en el origen, aquí se ubicaba un castillo celta y posteriormente se establecieron los romanos y los visigodos. Es una muestra clara de estilo románico. En 1178, el rey Fernando II de León, permitió a los templarios establecer una encomienda en Ponferrada y que se procediera a la repoblación de la zona. En 1196 los templarios apoyan al rey castellano Alfonso VIII en contra de Alfonso IX de León, lo que propicia que se le quite Ponferrada a los templarios. Ya en 1211, ante el acercamiento entre la corona leonesa y el temple, Ponferrada se le devuelve a la Orden. Cuando el rey francés y el Papa confabulan para descreditar y expropiar las posesiones de los templarios, el Maestre de la Orden Rodrigo Yáñez, se adelanta cediendo el castillo y la villa de Ponferrada al hermano de Rey Fernando IV, el infante Don Felipe.
En 1340 Alfonso XI le cedió Ponferrada a su Mayordomo Mayor, Don Pedro Fernández de Castro quien, probablemente construyó el llamado Castillo Viejo. La familia Castro conservó el castillo hasta 1374 cuando pasó sucesivamente a varios miembros de la familia real. En 1440, la villa pasó al Conde de Lemos, Pedro Álvarez Osorio que fue el artífice de las reformas estructurales y las obras para ofrecernos hoy en día lo que es el Castillo de los Templarios con el recinto viejo, un recinto amurallado y un palacio renacentista. Los herederos del conde, Juana Osorio, hija de su segundo matrimonio, y su nieto bastardo, que heredó el título, se ensalzaron en diputas por la posesión de la villa y el castillo, que finalmente fue adjudicado por los Reyes Católicos a Juana. El nuevo conde, no contento con dicha adjudicación, puso sitio al castillo y lo conquistó, iniciando una rebelión ante el poder real en 1485.
Los Reyes Católicos, no se quedaron mano sobre mano y enviaron bajo el mando del Almirante de Castilla un ejército de 600 lanzas y 6000 peones para tomar todas las plazas que apoyaban el conde, que, al no rendirse, obligaron al ejército a sitiar y a atacar el castillo con artillería siendo recuperado para la corona en verano de 1486. Se iniciaron entonces obras de reconstrucción y reparación del monumento que había quedado muy dañado y se convirtió en residencia del nuevo Alcaide, un primo de los monarcas. Durante los siguientes siglos XVI y XVII siguió en poder de la corona.
A partir de 1850, empezó un fuerte declive del castillo. El ayuntamiento vendió los muros y se utilizaron esas piedras para construir unas cuadras y un mercado adosado a las murallas. También se alquiló el interior como pastos e incluso consintió en que se destruyera el palacio renacentista y se aplanara el terreno para construir un campo de fútbol hasta que, en 1924 se le concedió al recinto el estatus de Monumento Nacional, lo cual impidió que continuara el expolio. El recinto muestra dos zonas diferenciadas, la parte norte, del siglo XII y el resto del siglo XV con reformas en los siglos XIX y XX. En origen, el castillo estuvo rodeado por un foso, excepto por el lado noroccidental donde esa función la cumplía el rio.
Los elementos del siglo XII de origen templario son: una muralla barbacana en el acceso a un patio, parte de paseo de ronda, una torre de tres pisos, la Torre del Malvecino y otra torre con arco apuntado. La entrada está compuesta de dos torreones de mampostería que defienden un gran arco de medio punto. Tras el arco, se situaban las puertas de acceso al patio que, en la izquierda muestra la Torre del Homenaje desde la que se accede al patio de armas. En definitiva, un gran castillo que, incomprensiblemente sigue en pie a pesar de las distintas barbaridades que unos y otros, le han ocasionado. ¡No olvides contratar que la visita sea guiada! eso hará que la disfrutes mucho más.
¡¡Conoce y vive España!!
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