El Castillo de Ciria, a pesar de estar abandonado y en ruinas, nos gustó mucho, aunque para entrar es un poco complicado. Está en un risco muy por encima de la población soriana y con unas preciosas vistas. Es una lástima que la Junta de Castilla y León no intente al menos consolidar sus muros, ya que día a día, corren peligro de colapsar y suponer con ello una pérdida del patrimonio castellanoleonés y de toda España.
La historia del castillo empieza como emplazamiento para vigilar el paso de los musulmanes de paso hacia Numancia, escenario de pactos y batallas. Al estar en la frontera castellano aragonesa, también estuvo en liza en más de una ocasión entre las dos naciones cristianas. En 1284 se reunieron en esta ubicación los reyes cristianos Don Pedro de Aragón y Sancho IV de Castilla en busca de una alianza para defenderse de al invasión Navarra de Tarazona. En 1395, el rey Enrique III, de Castilla, llamado El Doliente, le entregó Ciria a Juan Hurtado de Mendoza.
En 1430, el rey aragonés se apodera de los castillos de Ciria y Borobia, pasando de nuevo a poder de los castellanos tras la firma en Nápoles, en 1437, de las paces entre los reinos cristianos de Castilla, Aragón y Navarra. En 1443, doña Aldara, sobrina del condestable de Castilla don Álvaro de Luna, lleva Ciria como dote de boda. En 1771 se crea el marquesado de Ciria entregado a don José Pedro de Luna. El marquesado ahora está en manos del actual conde de Ripalda, hermano de Jaime de Marichalar.
El castillo al estar junto a un corte casi vertical de la montaña, tan sólo se tuvo que defender por uno de sus lados. Está construido por sillarejo en el exterior. En el interior se conforma por otras piedras también calizas e irregulares unidas con argamasa de cal. La muralla que se conserva está coronada con unas treinta almenas, algunas de ellas de punta de diamante y hasta diez saeteras. No disponía de torre del homenaje ni torres de franqueo. El interior del castillo se encuentra comido por la maleza y no cuenta con ninguna estructura, eso si, las vistas desde el acantilado son inigualables. El castillo original es del siglo IX y ampliado posteriormente en el siglo X.
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