Es un castillo muy grande que se encuentra en lo alto de una peña y desde la que se divisa gran parte de la costa y mucho terreno alrededor por lo que es un emplazamiento muy idóneo para este tipo de edificaciones.
A nosotros nos ha resultado una lástima la malísima restauración que tiene en algunas de sus actuaciones en las fechas que estuvimos, haciendo un gran abuso de hormigón e incluso algunas almenas son de chapa para hacer la silueta que se ve maravillosamente bien desde lejos pero que al llegar allí te desilusiona en gran medida.
Ya los íberos se asentaron en el lugar, aunque fueron los romanos los que imprimieron al castillo su mayor sello aunque quedan pocos vestigios de ésta civilización en donde también estuvieron los godos y los árabes. También fue ocupado por los franceses en su invasión de principios del S XIX. Se pueden observar vestigios sobre todo árabes, romanos e incluso de la Guerra de Secesión con los franceses napoleónicos.
El castillo está dividido en siete partes, en una de ellas, al norte, cerca de la entrada, se encuentra el teatro romano. Hay poca señalización y hay que tirar de imaginación para trasladarte en el tiempo a esa época.
Tuvimos la mala suerte de que la cámara se nos quedó sin batería subiendo hacia el castillo por lo que apenas pudimos sacar fotos.
¡Conoce y vive España!
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